“Es necesario desterrar la idea de que en Álava no hay patrimonio industrial”



Salinas de Añana, el Horno de Ollerias de Legutiano y el Depósito de Aguas, la Azucarera y la Gasolinera Goya, estos tres en Vitoria-Gasteiz, gozan de protección legal como Bienes de Interés Cultural. Son cinco de aproximadamente medio centenar de elementos de patrimonio industrial y obra pública vascos que cuentan con este nivel de protección (de un censo total, según el inventario realizado por la AVPIOP-IOHLEE, que ronda los 2.700 elementos). Aunque en Álava existen menos muebles, inmuebles y paisajes heredados de nuestra historia industrial, tan sólo un 16% del inventario, no son menos importantes cualitativamente que los que se encuentran en Gipuzkoa y Bizkaia.

Esa es una de las ideas que Jabi Puertas Juez, el presidente de la Asociación, quiso transmitir ayer a los alaveses en el trascurso del primero de los actos de celebración del 25º aniversario de la AVPIOP-IOHLEE. “Es necesario desterrar la idea de que en Álava no hay patrimonio industrial. Tenemos que reivindicar que lo tiene y que, además, es de referencia a nivel vasco y estatal, por sus características específicas”, señaló Puertas Juez.
Y es que, a diferencia de lo que ocurrió en Gipuzkoa y Bizkaia, la industria alavesa no estuvo tan ligada a la transformación del metal, con enormes empresas siderúrgicas y metalúrgicas. Aunque sí contó con dos polos industriales de excepción: el de la tierra de Ayala, en especial Llodio y Amurrio, que se convirtieron en una prolongación lógica de la industria siderúrgica del Nervión, y el núcleo de Vitoria, donde se han concentrado la mayor parte de los esfuerzos empresariales del territorio. Pero Álava ha destacado fundamentalmente por el desarrollo y expansión de la industria agroalimentaria, el mejor campo de expresión de su peculiar modelo de industrialización: industria harinera, vitivinícola, aguardientes y licores, azúcar y salinas, de los que aún se conservan muchos elementos en uso y reutilizados.
Esa es otra de las ideas que la AVPIOP-IOHLEE quiere destacar del patrimonio industrial alavés: su conservación a través del uso. La Asociación reclama desde sus orígenes la preservación no sólo mediante la protección legal de los elementos, que se ha demostrado insuficiente en algunos casos. El objetivo es rehabilitar y reutilizar estos espacios para dotarlos de nuevos usos y acercarlos a la ciudadanía.
Álava es un ejemplo en este sentido. Salinas de Añana sigue en uso y es un gran centro didáctico, además de ser monumento nacional y formar parte del ‘top ten’ de la asociación, donde no sólo se trata de apreciar los elementos sino un paisaje completo (como ocurre con el poblado minero de La Arboleda, en Bizkaia, resultado ambos de la acción humana). La Azucarera y el Depósito de Aguas de Vitoria-Gasteiz, reconvertidos en vivero empresarial y zona expositiva respectivamente, han logrado reintegrarse en el entorno ciudadano mediante la reutilización del espacio conservando sus particularidades. En cuanto al Horno de Ollerías (Legutiano), es una de las pocas muestras existentes de arquitectura relacionada con la alfarería en el País Vasco.

El “patrimonio heredado” posee una carga “histórica, económica, artística, etnográfica, técnica e iconográfica” de gran valor. Estos testimonios del pasado industrial de Euskadi son memoria histórica y son también una posibilidad de futuro, con multitud de elementos muebles e inmuebles que pueden ser reutilizados para nuevos usos.

En Álava existen muchísimos otros ejemplares de gran importancia histórica, tecnológica o arquitectónica. La cerámica de Llodio, la Fundición San Pedro (Araia – Asparrena), que fue la primera empresa siderúrgica moderna del País Vasco junto a la de Santa Ana en Bolueta (Bilbao); las harineras repartidas por toda la geografía alavesa, como la de Nuestra Señora de Ibernalo, en Campezo; los trujales de Lanziego y de Anizeto Muro (Lapuebla), la Cooperativa de Moreda, los Silos de Salvatierra; las bodegas en Rioja Alavesa, conservadas y mejoradas porque siguen estando en uso e incluso musealizadas (Marqués de Riscal –Elciego-, Bodegas Palacio –Laguardia-), Bodegas Faustino (Oyón), Coto de Rioja (Oyón)… Y por supuesto las estaciones de ferrocarril, verdaderos hitos históricos, como las de Villarreal (Legutiano), Maeztu, Atauri (Arraia-Maeztu) y Vitoria-Gasteiz, etcétera.

En el patrimonio industrial alavés se dan la mano la modernidad y la tradición, valores que la Asociación quiere resaltar y que son una buen abaza de futuro para su conservación. Aunque en el territorio se han preservado estas pequeñas y grandes historias, también se han perdido algunos elementos de gran importancia. La harinera de Abechucho y la Panificadora Vitoriana, ambas ubicadas en la capital alavesa y testimonio de uno de los sectores de mayor tradición e implantación geográfica de Álava, la Licorera Tejada de Llodio, Heraclio Fournier y Auerbach y Aranegui de Vitoria-Gasteiz, son también hoy sólo un recuerdo.

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