Declaración 25º Aniversario AVPIOP

La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública ha cumplido sus primeros 25 años de existencia ofreciendo a la ciudadanía de Euskadi un balance de sus actuaciones más relevantes. De entre ellas, desearíamos destacar la preservación de importantes elementos de nuestro más reciente pasado fabril por encima de la ya irremisible pérdida de una parte significativa de nuestro patrimonio.

La celebración de nuestro vigésimo quinto aniversario constituye una oportunidad para renovar el compromiso de los más de 130 miembros que formamos la Asociación, profesionales de diversas especialidades, para continuar con la tarea iniciada a principios de los años 80. Por entonces, los vestigios de la industria vasca parecían un lastre del que empresas, instituciones y sociedad en general trataban de desprenderse en aras de la reconversión y de la necesidad de aspirar a un nuevo modelo económico.

Ha costado mucho, y todavía sigue costando, hacer ver que el patrimonio industrial forma parte del activo de las empresas que lo poseen, que forma parte de la trama urbana que los poderes locales han de preservar, que forma parte de un pasado, de una Memoria cuyos trazos más importantes debemos legar a los y las más jóvenes. Para saber a dónde vamos, necesitamos saber de dónde venimos. Por eso, veinticinco años después de que naciera la Asociación, en plena era digital y virtual, nos vemos obligados a declarar que nuestra tarea no ha concluido aún.

La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública nació en 1.984 como “Asociación de Amigos del Museo de la Técnica de Euskadi”. Sin embargo, hoy, 25 años

después, Euskadi sigue sin tener un museo de referencia que recoja el rico patrimonio mueble que ha ido jalonando un camino de dos siglos entre la etapa pre-industrial y la era post-industrial. Es, sin duda, una de las principales carencias de la política cultural de este país. Es una carencia imperdonable que interpela a la responsabilidad institucional y al compromiso de empresas, particulares y colectivos que debemos confluir en un proyecto común.

La Asociación lleva años proponiendo que el Museo Vasco de la Industria se instale en el edificio de Molinos Vascos del barrio bilbaíno de Zorroza, lo que contribuiría, además, a la recuperación de ese entorno dotando al conjunto del País Vasco de un centro de referencia de especial interés histórico, cultural, didáctico y turístico.

Seguimos empeñados en proseguir la labor emprendida hace un cuarto de siglo de concienciar a empresas y particulares, a administraciones públicas y líderes de opinión, acerca del interés que para este País tiene la preservación de su patrimonio industrial y obra pública. No sólo de trata de un interés histórico o cultural. El patrimonio mueble, inmueble e intangible que encierran estos edificios, su maquinaria, su paisaje, conforman la base sobre la que se ha construido el presente de este País y sobre la que se puede soñar un futuro innovador, próspero y sostenible.

Fijémonos en el valor contable que representa la reutilización del edificio del Tigre de Bilbao como edificio residencial, en las posibilidades que ofrece la Azucarera de Vitoria, la Fábrica de Laborde Hermanos en Andoain o el Edificio Ilgner en Barakaldo para el alojamiento de proyectos empresariales, o en la explotación del Puente de Bizkaia, único elemento de patrimonio industrial declarado a nivel estatal Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y fijémonos en las oportunidades que ofrece Tabacalera en Donostia, el encanto de La Encartada en Balmaseda, o el uso municipal de la Harino-Panadera de Bilbao o del Depósito de Aguas de Vitoria-Gasteiz.

La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública tiene dos retos ineludibles: lograr la protección legal de los vestigios más relevantes, y promover su rehabilitación y puesta en valor como verdadera garantía para su preservación. Si no, basta contemplar los Talleres de Zorroza, en estado de semi ruina, o la Draga Jaizkibel, subida al “carro” de un astillero de reparaciones en la bocana del puerto de Pasaia, o el incomprensible final desde el punto de vista cultural de la Fábrica de Gas de Donostia, para cerciorarnos de que la protección legal patrimonial es imprescindible, pero nunca suficiente, para una estrategia de recuperación y preservación del Legado Industrial.

Por tanto, consideramos urgente tanto la protección legal como su inclusión en los catálogos de elementos protegidos de todos los municipios vascos, de aquellos elementos que explican el pasado industrial de nuestros pueblos y ciudades, que forman parte de nuestro paisaje e iconografía, de nuestra memoria histórica, que han inspirado nuestra forma de ser. Elementos emblemáticos, únicos, como son las naves fundacionales de La Basconia, en Basauri, o las de la Babcock Wilcox en Sestao; la corta Bodovalle en Gallarta, el cargadero de Orconera, en Barakaldo, la Cerámica de Orio, la fábrica de El Casco en Eibar, la Fábrica de armas de Soraluce o la Papelera del Araxes de Tolosa, y, en Álava, Ajuria en Asparrena o el Ferrocarril Vasco-Navarro, con sus estaciones, puentes, explanaciones, entre otros.

La crisis inmobiliaria ha convertido la rehabilitación en una opción estratégica, y por ello animamos a las instituciones a contemplar especialmente las posibilidades que la arquitectura industrial ofrece para la rehabilitación no sólo de edificios, sino de barrios y áreas urbanas. Animamos a los profesionales de la arquitectura y del urbanismo, a los emprendedores y a los creadores, a que exploren este tipo de elementos, a que los miren con otros ojos y a que aporten ideas para nuevos usos, tanto públicos como privados.
Y animamos a la ciudadanía a exigir que el desarrollo de su entorno sea sostenible, respetuoso con su historia e integrador del pasado en el presente y en el futuro. Porque el Patrimonio Industrial puede ser, de aquí en adelante, fábrica de futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
cenefa